HISTORIA DE MÉXICO: Grietas en una armadura brillante
- Natalie Taylor
- 7 abr
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 8 abr

Benito Juárez es, sin duda, el presidente más significativo por haber liderado la transformación de México en una federación republicana, moldeando la nación en lo que es hoy. Abolió el segundo imperio mexicano, asegurando que la monarquía fuera desterrada para siempre del Nuevo Mundo. También es responsable de liderar un cambio en la constitución que estableció la separación de la Iglesia y el Estado. Sin embargo, muchos aspectos de su vida y liderazgo han suscitado críticas y denuncias abiertas. Para comprender el fundamento de esto, es importante averiguar exactamente qué hizo Juárez y por qué algunas de sus acciones fueron, y siguen siendo, condenadas. Cada uno de nosotros puede entonces evaluar y llegar a una conclusión. Una de sus cualidades indiscutibles fue su tenacidad.
Pocas personas pueden persistir contra viento y marea, para mantener una meta que parece desfallecer una y otra vez. Benito Juárez poseía esa invencibilidad y la dedicación para perseverar. Su ascenso a la presidencia de México fue una progresión que comenzó con su cargo como gobernador del estado de Oaxaca. Se sumergió de lleno en la política como líder de La Reforma, una revolución política y social liberal, abogando por una nueva constitución para la nación. En 1853, cuando Santa Ana asumió la presidencia, Juárez fue amenazado con prisión y tuvo que abandonar el país. Terminó en Nueva Orleans, donde pasó casi dos años viviendo en la pobreza y trabajando en una fábrica de tabaco.
Cuando Ignacio Comonfort, un liberal, asumió la presidencia, Juárez regresó y contribuyó a la redacción de una constitución sumamente progresista en 1957. Esta garantizaba numerosas libertades individuales, enfatizaba la propiedad privada de los individuos y abolía la propiedad tradicional de las corporaciones, en particular limitando el inmenso poder de la Iglesia Católica. Juárez fue entonces elegido presidente de la Suprema Corte, un cargo similar a la vicepresidencia, lo que lo convirtió en presidente de facto de la nación en 1858, cuando los conservadores obligaron a Comonfort a dimitir. Este fue el inicio de varias presidencias para Juárez, así como de muchas ocasiones en las que tuvo que huir de México y continuar como presidente en el exilio, demostrando ser un maestro en gobernar sin un gobierno real.
Un incidente interesante ilustra cómo el destino a menudo influye en el curso de una vida y de la historia misma. Obligado a escapar porque los conservadores querían matarlo, Benito Juárez emprendió un viaje que lo llevaría fuera del país. El 13 de marzo de 1858, se encontraba en Guadalajara cuando los conservadores lo capturaron junto con miembros de su gabinete. Entre ellos se encontraba el ministro de Hacienda, Guillermo Prieto, también periodista y uno de los mejores poetas mexicanos.

Se dieron las órdenes de ejecutar a Juárez y el pelotón de fusilamiento estaba listo para tomar las armas y resonaron las palabras: "Preparen armas... apunten...". Y justo cuando estalló la orden de disparar, Prieto saltó frente a Juárez, cubriéndolo con su cuerpo y gritando a los soldados: "¡Alto! ¡Los hombres valientes no asesinan!". El acto sobresaltó tanto a los soldados que no dispararon, sino que permanecieron en silencio, atónitos, mientras Prieto suplicaba que liberaran a Juárez. Bajaron las armas y Juárez fue salvado. Poco después, él y su compañía abandonaron México para finalmente recalar en Nueva Orleans.

Los conservadores seguían empeñados en establecer una monarquía, y Francia invadió México en 1862. Cuando Maximiliano, archiduque de la familia Habsburgo y peón de Napoleón III, fue instalado como emperador de México en 1864, Juárez huyó de nuevo a Nueva Orleans, convirtiéndose en un presidente nómada de México hasta 1867, año en que regresó tras la caída del Segundo Imperio Mexicano.
Después de todos estos años como presidente de México, tanto dentro del país como en el exilio, Juárez regresó triunfante. Maximiliano había sido ejecutado, los franceses habían sido expulsados y cualquier idea de otra monarquía en México se había borrado para siempre. Fue en esta época que cometió lo que muchos historiadores consideran el mayor error de su carrera política.
Convocó elecciones nacionales y la promulgación de cinco enmiendas a la Constitución, que muchos consideraron un aumento de su poder ejecutivo. Al público no pareció importarle que se postulara de nuevo a la presidencia, pero los cambios constitucionales suscitaron grandes objeciones, incluso entre quienes favorecían a Juárez. Fue reelegido, pero sus acciones generaron una crisis de confianza en su administración y una mancha permanente en su conducta, que muchos consideraron un intento de mantener la presidencia vitalicia. Dos años después, sufrió una gran pérdida emocional con la muerte de su esposa, Soledad, y luego un golpe físico al sufrir un derrame cerebral. Murió mientras aún ejercía el cargo en 1872.
Hay otro incidente cuestionable en la vida de Benito Juárez. Durante su exilio en Estados Unidos durante la ocupación francesa de México, cuando Maximiliano era emperador, Juárez buscó la ayuda del gobierno del norte de México. Los Estados Unidos proporcionaron armas para luchar contra los franceses, en gran parte porque habría sido contrario a sus intereses tener una monarquía europea tan cerca de la frontera. Durante estas negociaciones, Juárez otorgó muchos derechos territoriales a Estados Unidos, lo que muchos perciben, hasta el día de hoy, como "la venta de México".
De hecho, existen dudas sobre el destino de todos los fondos otorgados por Estados Unidos para estas concesiones. Las cifras pagadas no llegaron en su totalidad a las arcas del país; al no estar completamente contabilizadas, han suscitado dudas sobre si Juárez se apropió de ellas. Además, cuando se apropiaron de las propiedades de la Iglesia, Juárez vendió las tierras a los hacendados, en lugar de distribuirlas entre los campesinos. No había duda de que las tierras que alguna vez pertenecieron a la Iglesia Católica se vendieron al mejor postor; no se entregaron a quienes más las necesitaban y quizás eran mucho más merecedoras de ellas.
Los aspectos negativos de Benito Juárez son parte integral de su biografía, al igual que todas sus grandes acciones. En definitiva, él, como todos los seres humanos, fue una mezcla de buenas acciones y otras no tan buenas. No fue ni totalmente virtuoso ni completamente malvado. Aunque se le condene por lo que se percibe como un comportamiento incorrecto, merece ser celebrado por la trascendental labor que realizó en la transición de México de una colonia a una nación independiente y democrática.
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