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Natalie Taylor

HISTORIA DE SAN MIGUEL: El barrio más antiguo

Quienes vivimos aquí nos preguntamos cuál de los muchos barrios de San Miguel de Allende merece el título de “barrio más antiguo”. No hay duda de que San Miguel Viejo es el asentamiento más antiguo: fue el lugar donde en 1542 el pueblo comenzó como una misión. Pero ¿qué pasa con los barrios que rodean el Centro? ¿Cuál merece esa designación?


Según los registros históricos, el barrio de San José de la Montaña, que linda aproximadamente con Atascadero, Balcones y Barrio de Tecolote, es el más antiguo fuera de San Miguel Viejo. La zona fue originalmente de indios, que construyeron sus casas en esas colinas, conectadas por calles tortuosas que con el tiempo recibieron nombres indígenas como Acampaxle, Cuitlahuac, Huitzlapochtli y Cuahtemoc. Todo el barrio es una red de callejones sin salida, pasadizos estrechos, corredores apenas lo suficientemente anchos para un automóvil pequeño y crestas que suben y bajan por pendientes pronunciadas. Las normas reales impuestas al resto de San Miguel el Grande (el SMA original) exigían que las calles tuvieran cinco metros de ancho, pero eso no se aplicaba a las calles de aquí; la mayoría de las calles de este barrio tienen solo tres metros de lado a lado.


Otra pista de que esta era de hecho la zona poblada por indígenas más antigua es que las casas originales tienen solo un piso de altura, a diferencia de las mansiones de dos pisos del centro del pueblo, construidas por españoles adinerados. Tampoco encontrarás nichos históricos en las casas de este antiguo barrio indígena; estos fueron introducidos por los españoles, tallados en los edificios una vez que el pueblo de San Miguel fue designado como un "pueblo español", en el que solo los españoles podían vivir. Los nativos vivían en el barrio de indios; tallar nichos que contenían santos era algo completamente ajeno a ellos, y este tipo de adorno no sería algo para poner en una casa que era apenas un espacio con techo sobre la cabeza. 


Las leyes dictadas por el rey de España respecto a las colonias prohibían a los españoles, mestizos, negros o mulatos vivir en los barrios de indios. Una ordenanza del rey Felipe II en 1563, explica por qué se prohibía la mezcla: “Algunos españoles que tratan, trafican, viven y andan entre los indios, son hombres inquietos, de mala vida, ladrones, jugadores, gente viciosa y perdida, y por no ser agraviados, los indios se van de sus pueblos y provincias…además de tratarlos [a los naturales] mal, se sirven de ellos, les enseñan sus malas costumbres y ociosidad y también algunos errores y vicios… mandamos que se les castigue con penas graves y no se les tolere en la Villa de San Miguel el Grande…”


El barrio de la Santa Veracruz Vieja, fue fundado en el siglo XVI como pueblo de indios otomíes, antes de la llegada de los ricos terratenientes españoles. Aquellos indígenas, parte de la misión original de San Miguel Viejo, que se trasladaron a la ubicación actual de la ciudad, “se establecieron en el barrio de la Cruz Vieja”, según el misionero y cronista Félix de Espinosa Isidro (1679-1755). Los diversos grupos tribales se asentaron en grupos, separados entre sí y aislados de los forasteros debido a los laberínticos pasadizos sin nombre por donde los habitantes podían desaparecer. Alguien que no conociera el territorio se perdería fácilmente, e incluso hoy, con los nombres de las calles, es fácil confundirse en el barrio que ahora se llama Barrio del Tecolote.


Abajo, se representan a los indígenas otomíes realizando algunas de las tareas y artesanías por las que eran conocidos, como el tejido y la caza.











Las imágenes son del Códice Florentino, un documento etnográfico del siglo XVI sobre los indígenas, recopilado por el fraile franciscano español Bernardino de Sahagún. La Cuesta de San José formaba parte del Camino Real de Tierra Adentro original, atravesado por caravanas de mulas que transportaban plata y oro desde las minas del norte hasta Santa Fe, Nuevo México.

Descendían hasta el pueblo de San Miguel el Grande, luego continuaban hacia el sur en dirección a la Ciudad de México, luego al puerto de Veracruz o Acapulco y, de ahí, a España o las colonias españolas en el Mar de China. San Miguel el Grande estaba ubicado a lo largo de una de las ramas del Camino Real de Tierra Adentro, y las caravanas se detenían con frecuencia para reabastecerse y pasar la noche antes de continuar su viaje. Las primeras posadas, los mesones, se construyeron a lo largo de la Cuesta de San José y su continuación a lo largo de Tecolote y Aparicio, que luego se convierte en la verdadera calle de las posadas: la Calle de los Mesones, o simplemente Mesones. La producción de artículos de cuero era una fuente importante de ingresos para los habitantes del pueblo de San Miguel, y durante el período virreinal surgieron muchas curtidurías en el barrio de La Santa Cruz Vieja. Vertían sus residuos en el Arroyo de Santo Domingo, y ese cuerpo de agua se volvió tan maloliente que lo llamaron “el arroyo hediondo”.


Un último indicio de que la Cuesta de San José era parte de la ruta más antigua que atravesaba el pueblo es que cuesta arriba de la iglesia, en la primera intersección con Sierra Gorda estaba el Cuartel del Ejército, instalado por el gobierno virreinal en el siglo XVI para albergar a los soldados que protegían las recuas de mulas del Camino Real de Adentro. De aquel cuartel aún quedan vestigios demostrando que era la entrada al pueblo de San Miguel el Grande, donde los hombres con sus mulas cargadas de preciados cargamentos descendían para pasar la noche, antes de continuar su viaje hacia el sur.

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