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Natalie Taylor

LA HISTORIA DEL ARTE EN SAN MIGUEL: El muralismo y la Ruptura

En la década de 1950 surgió en México un nuevo e interesante movimiento artístico, llamado La Ruptura, porque los artistas se rebelaron contra la Escuela Mexicana de Pintura establecida, que básicamente era el muralismo. Consideraban que el muralismo se había vuelto muy formalista, nacionalista y demasiado deferente con el gobierno. El muralismo en sí mismo había sido en algún momento el nuevo objeto brillante cuando comenzó como un movimiento artístico revolucionario en la década de 1920. Su objetivo era la glorificación de la identidad mestiza de México, en sintonía con los ideales de la Revolución Mexicana que se desarrolló entre 1910 y 1920.


Los artistas pintaron murales que celebraban las ideas de la Revolución Mexicana, una intersección del arte y la propaganda gubernamental. Los muralistas más importantes de la época fueron David Alfaro Siqueiros, José Clemente Orozco y Diego Rivera. En San Miguel tenemos una sala entera pintada por Siqueiros, un mural que nunca terminó, pero de todos modos es magnífico. Está en el antiguo convento de Las Monjas, ahora Centro Cultural el Nigromante.


Se produjeron cambios trascendentales con la promoción de la educación para todos. Se imprimieron millones de libros clásicos y se distribuyeron en las escuelas, se fundaron bibliotecas permanentes e itinerantes y aumentó el apoyo a la difusión del arte en todas sus formas. El muralismo en México se convirtió en un medio para promover el pasado de la nación y honrar a la población indígena y la cultura mesoamericana.


Durante las siguientes décadas se produjeron muchos murales, generalmente relacionados con la política, la identidad nacional y la historia cultural mesoamericana. Una vez más, en San Miguel tenemos muchos ejemplos de grandes murales pintados por varios artistas de renombre: Pedro Martínez, Eleanor Coen, Federico Cantú, James Pinto, John Melim, Alberto Tommi e incluso el nativo David Leonardo Chávez, que continúa pintando en nuestra ciudad.


Pero todo lo fresco y nuevo se vuelve viejo y rancio con el tiempo. Mientras el muralismo estaba en su apogeo, algunos artistas comenzaron a buscar nuevas formas de expresión, a romper con las enseñanzas dogmáticas en el arte visual que se enfocaban en producir murales con un cierto mensaje social. Uno de esos artistas, sobre quien platicaré más adelante, fue Rufino Tamayo.


Tal vez el inicio oficial de un nuevo movimiento artístico llegó en la década de 1950, cuando José Luis Cuevas acusó a la comunidad artística establecida de haberse vuelto dogmática, formulista, nacionalista y deferente con el gobierno. Él y otros artistas jóvenes sintieron que los tiempos modernos significaban mirar hacia adelante, no detenerse en el pasado como lo había estado haciendo el muralismo. No miraban el pasado con nostalgia; plantados firmemente en el presente, tenían su visión fija en el futuro y en nuevas formas de expresarse, en todas las artes: escritura, música y artes visuales.


Los artistas de Ruptura tuvieron que luchar por un espacio en el mundo cultural de México y, al no encontrar suficiente apoyo, muchos se fueron a los Estados Unidos, donde sus obras fueron bien recibidas, se exhibieron en museos como el MOMA de Nueva York y se vendieron por sumas sustanciales. Con su éxito en el extranjero, México comenzó a apreciar los nuevos estilos traídos por los artistas de Ruptura y sus nuevas tendencias en pintura y escultura.


Esta nueva generación de artistas no tenía un estilo particular, su interés estaba en representar temas personales más que sociales, y fueron influenciados por tendencias internacionales como el expresionismo abstracto. A finales de la década de 1950, estaban claramente en la vanguardia artística, con sus obras expuestas en los principales lugares de México con una abrumadora aceptación del público.


Un artista de la época que vivió en San Miguel durante las décadas de 1940 y 1950 fue Rufino Tamayo. Él y su esposa Olga eran dueños de una casa llamada "La Gloria" en el Mirador, en lo alto de la colina que domina la ciudad. Aunque Tamayo no fue un verdadero artista de Ruptura, fue un pionero en romper la conexión con el movimiento muralista y desarrolló su propio estilo único en la pintura. Puede ser considerado parte del puente que conectó y también separó los dos movimientos artísticos.


Además de pintar, también fotografió la ciudad y sus alrededores, dejando estas fotos en una importante colección en su Museo Tamayo en la Ciudad de México. Rufino Tamayo murió en 1991 a la edad de 91 años. A continuación se muestra una foto de su casa en San Miguel.



La ruptura temprana de Rufino Tamayo con el movimiento muralista fue más que una simple divergencia. Su visión mítico-poética de la historia nacional, su concepto del hombre como entidad universal y su vocación de integración internacional lo distanciaron inevitablemente de los cánones locales establecidos por los llamados tres grandes del muralismo mexicano.


Mural “Dualidad” de Rufino Tamayo


Su mural Dualidad se remonta a la mitología de los aztecas y al folclore mexicano moderno. Pero muestra diferencias significativas con los muralistas tradicionales en el sentido de que refleja la influencia de los modernistas europeos como Matisse y Picasso. La ideología política y social no es evidente, como en las obras de los muralistas tradicionales; sin embargo, está presente en su reconocimiento de lo que significa ser mexicano. Pero es su guiño a los pintores de Francia y otros pintores internacionales, así como su posterior pintura sobre lienzo, lo que muestra su temprana desviación de los muralistas y su papel como puente hacia los nuevos pintores de Ruptura.



Otras dos obras de Tamayo se muestran arriba, la primera se titula “Naturaleza muerta” y la segunda a la derecha es “Tres menos cinco”. La primera es casi puramente figurativa, pero la segunda tiene tendencias surrealistas definidas.


Un verdadero artista de Ruptura de renombre que aún vive es Arnaldo Coen, que ahora tiene 84 años. Pasó un tiempo en San Miguel, sin embargo, su conexión con nuestra ciudad ahora es a través de la Casa de La Canal, Banamex, donde se exhiben 42 de sus obras.


La obra que se muestra arriba, por ejemplo, tiene elementos surrealistas definidos, con un sutil guiño a Maurits Cornelis Escher.


Su trayectoria artística incluye pintura, escultura, arte corporal, escenografía y vestuario para danza y teatro. La exposición de Arnoldo Coen en la Casa de Mayorazgo es una maravillosa retrospectiva de un gran movimiento artístico y de un artista. El movimiento artístico Ruptura nunca fue verdaderamente definido ni deliberado. Para los artistas de la Ruptura, el estilo era más que nada una declaración de libertad de expresión, una verdadera ruptura con el pasado. Arriba, Arnoldo Coen se sienta ante dos de sus obras que integran la parte “Per-versiones” de su exposición. Estas obras, sus últimas, fueron realizadas durante la pandemia y son una serie de 16 pinturas en blanco, negro y dorado; inspiradas en la técnica japonesa kintsugi.


La exposición actual completa se puede ver de martes a domingo de 10:00 am a 6:00 pm, y es totalmente gratuita, y permanecerá abierta hasta el 9 de marzo de 2025. Además, hay visitas guiadas gratuitas todos los días a las 10:30, 12:30 y 4:30 pm.



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